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Las exportaciones de servicios basados en el conocimiento generan u$s 6000 millones (24/05/2018)
Las exportaciones de servicios basados en el conocimiento generan u$s 6000 millones

Se ubican detrás de los rubros oleaginoso y el cerealero en ventas al exterior. Cuáles son sus desafíos.

En el último año, las exportaciones de servicios basados en el conocimiento generaron más de u$s 6000 millones, lo que convierte al sector en el tercer complejo exportador, después del oleaginoso y el cerealero.

Las pymes y los profesionales son protagonistas de este fenómeno. "Los servicios basados en el conocimiento engloban a las actividades económicas que tienen por detrás recursos humanos profesionales y técnicos que los ejecutan, en las que la parte mayor del costo son los recursos humanos", explica Carlos Palloti, subsecretario de Servicios Tecnológicos y Productivos del Ministerio de Producción. "Lo que se vende no es una manufactura ni un servicio transaccional, sino un servicio del conocimiento que se está transfiriendo", añade el funcionario.

Ese universo incluye servicios empresariales, profesionales y técnicos; de software e informática; y audiovisuales, que, a partir de sus exportaciones, en el primer trimestre del año pasado, registraron un superávit de u$s 582 millones, según el Observatorio de la Economía del Conocimiento, del Ministerio de Producción.

"En lo referido al soware, 95% de las empresas son pymes; algunas en estos se hicieron muy grandes", detalla Palloti, y agrega: "También predominan en el sector audiovisual y en otros como los de traducción y ingeniería y arquitectura".

Ese papel de las pymes deriva del propio origen de los servicios basados en el conocimiento. "A inicios de los 2000, la Argentina había salido de la etapa de privatizaciones, en la que muchas pymes habían desarrollado procesos competitivos, pero el decaimiento interno hizo que tuvieran que salir a buscar mercados externos", dice Palloti. Para el funcionario, las pymes del sector se encontraron en una posición ideal para exportar: contaban con productos competitivos a bajo precio y, a raíz de la crisis, los profesionales no encontraban dónde desarrollar su talento.

Cecilia Maldonado, encargada de desarrollo de Negocios de la pyme cordobesa Latamways, fue una de las que a comienzos de 2000 vio un mercado local sin futuro para su desarrollo como traductora de inglés. Si bien la empresa de traducción nació hace un año, fue el resultado de la fusión de Speaklatam y Two Ways Translation Services, que llevaban 15 años en el mercado. "Empecé traduciendo desde mi casa, hasta que, en el 2000, me di cuenta de que, a nivel local, no había suficiente trabajo", relata Maldonado. "La demanda estaba afuera, y empecé a viajar a EE.UU. para hacerme conocer y la Argentina se fue convirtiendo en un polo de servicios de traducción competitivos", detalla.

El paso de traductora independiente a empresaria fue, para Maldonado, un proceso casi inevitable. "Gradualmente, fui dejando de traducir para dedicarme a buscar clientes", sostiene.

Para Eugenia Echave, responsable de Finanzas de la empresa, se debe a las características de la demanda. "El cliente necesita servicios, procedimientos y una cadena de producción que un traductor solo no puede brindar", explica.

Pero esta naturalidad no fue fácil. "Hay una variable precio que es siempre a la baja y hay que ser creativo en temas de costos", asegura Echave. Las estrategias de Latamways incluyeron reducciones de precios y variedad de servicios, en materia de ventas, y la asociación con otras empresas de traducción en TinA (Translated in Argentina) para lograr beneficios como convenios con bancos y reducción de costos asociados a la capacitación.

El capital humano

Una de las dificultades que enfrentan las pymes del sector es conformar equipos sólidos. "Así como en empresas manufactureras la inversión pasa por comprar más máquinas, en los servicios basados en el conocimiento se trata de desarrollar más y mejor capital humano", asegura Palloti.

"Somos un sector que exporta y damos trabajo a profesionales y, en el sector de la traducción específicamente, a mujeres, en su mayoría madres sostén del hogar", destaca Echave. En Latamways trabajan, como colaboradores freelance, unas 70 personas, solo cinco son hombres.  

KIPCreating es un estudio de visualización 3D que, desde Córdoba, comercializa experiencias de realidad virtual, animaciones 3D, apps e imágenes estáticas para firmas de EE.UU., Europa, Canadá y Australia, principalmente fabricantes de aviones y estudios de arquitectura. Empezó como una empresa unipersonal en 2002, de la mano de Max Pardo, su fundador y CEO, donde hoy trabajan 20 personas.

En KIPCreating y en Latamways relatan experiencias similares a la hora de formar equipos de trabajo: procesos lentos, complejos, y de mucho aprendizaje mutuo, entre empleados y fundadores, así como la necesidad de retener talentos una vez que completan este camino. A los desafíos técnicos de los puestos a cubrir, se les suman las adaptaciones culturales necesarias para llegar a clientes extranjeros.

"Hay que tener afinidad cultural con los clientes, entender cómo piensan", advierte el CEO de KIPCreating. "Hay que romper ciertas barreras. La más básica es el idioma. Todos los que trabajan en ventas tienen que tener un buen manejo de inglés, pero no es solo eso, hay otras cuestiones, como la puntualidad, la precisión en las decisiones y en cómo se comunican".

Pardo destaca la importancia de lograr consistencia en el producto que se entrega a los clientes, y para ello consideró indispensable tener un equipo preparado. "Ganar una relación con un cliente nos puede llevar dos años. Para eso es clave entender sus necesidades, sus preocupaciones, tener una excelente comunicación, y ser cuidadoso. Un desliz nos puede significar perderlo", señala.

Dentro del rubro soware, el 95% de las firmas son pequeñas y medianas. Algunas crecieron enormemente.

El desafío de exportar

Lucas Llorente fundó Zetenta, agencia de marketing digital que nació hace 15 años, con clientes de Europa y EE.UU. pero que, en los últimos años, fue volcándose al mercado local. A la retracción de la demanda derivada de la crisis internacional en 2009, se le sumaron las dificultades para facturar al exterior que atravesó la Argentina en los últimos años.

"De a poco se están solucionando los problemas administrativos: antes era un dolor de cabeza facturar al exterior", dice Llorente. "Aún, a nivel bancario, se cobran comisiones altísimas, y hay pocas ayudas para la exportación de servicios", añade.  

En la oficina de Zetenta en Buenos Aires trabajan 12 personas, en tres áreas: desarrollo web y mobile, comunicación en medios digitales y redes sociales y medios, principalmente Facebook y Google. "Tenemos un gran potencial y uno de nuestros pendientes es exportar más", reflexiona Llorente. 

Fuente: El Cronista