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Medidas para mitigar la floja coyuntura pyme (12/05/2016)
Medidas para mitigar la floja coyuntura pyme

Las medidas anunciadas con aplicación inmediata implicarán un alivio financiero para las firmas PYME, el cual es bienvenido en un contexto en el cual la actividad aún no repunta en muchos rubros de dicho segmento empresarial. Las cifras del comienzo de año reflejan que las PyMEs comerciales manifiestan una caída de 4,8% en el primer cuatrimestre de 2016 respecto de igual período en 2015, mientras que en las industriales enfrentan una caída de 3,6% (considerando primeros tres meses del presente año, y teniendo en cuenta que venían de una merma similar en 2015), según cifras de CAME.

Lo anunciado respecto de la Línea de Créditos de Inversión Productiva (LCIP), evidencia los rasgos de la coyuntura económica actual, ya que se incrementa la porción del cupo que estará disponible para financiamiento de corto plazo. Por otra parte, las tasas de interés, algo superiores a las del año previo, siguen siendo muy atractivas porque se encuentran muy por debajo de las tasas de mercado, para las PyMEs que estén en condiciones de realizar inversiones. Desde el punto de vista del impacto del programa, debe atenderse a que una parte significativa de los créditos puedan ser alcanzados por empresas que no estaban accediendo al financiamiento, y que efectivamente se materialicen nuevos créditos (y que no ocurra una mera sustitución con los que ya se estaban otorgando).

Además, la nueva línea de créditos para PyMEs administrada por el BICE, que iría acompañada de asistencia a la firma, también resulta bienvenida debido a que las firmas de menor importancia generalmente tienen dificultades específicas en el acceso a créditos, y requieren de instrumentos diseñados teniendo en cuenta las limitaciones que enfrentan. Aún no se conocen los detalles de la nueva alternativa de financiamiento. Desde el punto de vista de la competitividad, se destaca que es importante que la oferta de crédito para sectores productivos también sea competitiva, es decir, acorde a la que reciben los sectores productivos de países competidores en los mercados globales.

Las medidas de alivio fiscal más inmediatas que se plantearon también tendrían principalmente un impacto financiero sobre las firmas de menor escala, mejorando su liquidez ya sea por diferimiento de la obligación de pago del IVA y/o por el menor nivel de retenciones que se les apliquen luego de los cambios anunciados. Como en lo que ocurre con el financiamiento, se trata de medidas que buscan mitigar las dificultades que se dan en el contexto de un flojo nivel de actividad en el arranque del año y elevados niveles de inflación, se trata de mitigar los efectos de la macroeconomía aún adversa.

La ampliación del plazo para el ingreso de divisas originadas en exportaciones es muy valorable para las PyMEs exportadoras (PyMEx), que hasta el año 2015 fueron enfrentando cada vez mayores restricciones creadas en el contexto del atraso cambiario y la pérdida de reservas que se manifestaba. La situación para este segmento ha sido tan desfavorable que entre 2011 y 2015 que el número de PyMEx se redujo 29%, implicando que alrededor de 1.900 pequeñas industrias dejaron de exportar en el período. Las nuevas condiciones dan lugar al optimismo, pero debe tenerse presente que los mercados que se pierden en el mundo no resultan fáciles de recuperar, mucho menos para las PyMEx.

Por último, en lo que se refiere al proyecto de ley que introduciría nuevos beneficios impositivos para fomentar la inversión, la devolución anticipada del IVA de inversiones y la reducción de carga tributaria para PyMEs (Gan. Mínima Presunta e Imp. a los Débitos y Créditos Bancarios), también son positivas, porque favorecen a las PyMEs que operan en la formalidad y también alienta la mayor bancarización. En este sentido, es oportuno señalar que la presión tributaria es resaltada como el principal obstáculo al crecimiento de las MiPyMEs, según el relevamiento realizó IERALPy- ME a comienzos de este año. Sin embargo, este paquete de medidas aún debe pasar por el proceso legislativo, para luego recién empezar a dar sus frutos en un estímulo a la actividad económica, lo que sugiere que el impacto en ese caso podría tener un retardo significativo.

Fuente: El Economista